Detrás de la lápida

Oigo voces.

Hablan de mi.

Les escucho.

- ¡Qué lástima! Era una buena persona.

- No tuvo suerte en la vida.

Les contesto.

No me oyen.

Escribo en mi lápida:

" Las palabras dulces las debemos pronunciar a 

los decaídos cuando hay esperanza y  los buenos 

actos los debemos dedicar a los desahuciados  

cuando aún hay vida"

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

No sóc jo, ets tu

Companys